viernes, 29 de mayo de 2009

La Caja (mejor que clases de civil, 2002)

No me miren, yo solo estoy sentado aquí. He estado sentado aquí durante horas, viendo, riendo, llorando no se por cuanto tiempo, no se por que razones. Ella simplemente me dice que debo hacer. Es todo mucho más fácil así. Tal vez se deba a mis humores, pero de esta forma no necesito entenderlo, no necesito entenderme. Si estoy triste, lloro, pero no por mi, no porque mirar a mis adentros me haga sentir mal, sino porque son mis adentros los que me observan a mi desde ahí, desde ese luminoso y palpitante objeto.

Es emocionante. Puedo desconectarme de mí y fantasear con que soy cada uno de ellos, probando distintos personajes cada vez, si las cosas se ponen difíciles para éste, entonces me convierto en aquél, si ese otro la está pasando mejor, si a él todos lo quieren, si a él todos le temen, si a él no le falta nada, entonces soy él, y él, y él. Soy todos menos yo. Pero ninguno es como yo. Eso no es emocionante. Eso no tiene ningún chiste. No tengo ningún chiste.

Cuántas horas han pasado? Cuánto tiempo he estado aquí? He estado aquí? Dejé de pensar y fui secuestrado a un mundo mejor. Por un momento se sintió tan real, tan bien, como el recuerdo de un sentimiento parecido, pero mejor, más intenso, más puro, irreal. Nunca he estado enamorado, no así. Y si me fui, de que me perdí? De trabajo, de tareas, de decepciones? No lo creo. No me lo perdí, me lo ahorré. Me encerré en la caja y me protegí, me refugie en un búnker de luz y sonido, sedante e infame, acelerante, enajenante, irreversible. Sólo quiero ser yo... sólo quiero ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ándele, sin pena!