viernes, 29 de mayo de 2009

De Regreso (ca. 1999)

Mi cabeza ha empezado
a erguirse,
a despejarse,
porque ya puedo oír tus pasos
venturosos y firmes
que te traen de regreso
sin que nada los desvíe.
No has visto jamás el peso
que levanto a mis espaldas
cuando te despides y te marchas,
pero aún así has sabido levantarlo,
aliviando la tristeza
que creció con la distancia
y hoy se disipa al compás de tus caricias
bajo el clamor de tu pisada.
Descubriendo mi rostro de nuevo
medirás con tus labios su esperanza,
me dirás con tus labios que me amas
y abrazarás con inquietud
al que hoy sin límites te extraña.
Despójanos de penas y añoranzas,
descubre nuestros cuerpos en silencio
para que se fundan en un beso que no acaba.
Revísteme, querida Andrea,
con la túnica de tu mirada
y llena una vez más este templo
que para ti se levanta.
Hoy regresas a tu amor,
a tus risas más preciadas,
a estos brazos, a estas ansias
que conforman nuestra casa

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