En la caída, en el naufragio
del abandono del ser amado,
una mirada es la daga imprecisa
que hiere de muerte y te deja la vida
para cargar en tus hombros y hundirte lento
en tu memoria, en tus recuerdos,
en el ocaso breve de ese adiós imperfecto.
viernes, 29 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ándele, sin pena!